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♪ American Masters Voces Presentación especial Julia Álvarez ♪ Julia Álvarez: El hilo en el laberinto de mi vida siempre ha sido la trama, siempre ha sido la escritura.
Cuando llegamos a Estados Unidos, dejamos todo atrás.
Nuestro idioma, nuestra cultura, nuestra familia, pero yo llevaba conmigo el mundo portátil de la imaginación.
Y ahí fue donde llegué.
A ese lugar donde están las historias y es ahí donde me muevo, pienso y siento, donde están los mundos que creo y donde me siento más en casa.
Hombre 1: La señora Álvarez explora temas de identidad y cultura.
Ilustra lo complejo que es navegar en dos mundos y revela la resistencia humana frente a la opresión.
Por su extraordinaria narrativa en poesía y prosa, la Medalla Nacional de las Artes de 2013 se otorga a Julia Álvarez.
[aplausos] ¡plas, plas!
Ramona Hernández: El trabajo de Julia solidificó una nueva identidad que estaba surgiendo.
Existía una población que había nacido y crecido aquí, y que en cierto modo, sentían que sí, eran de América Latina, pero al mismo tiempo habían desarrollado algo que era único.
Y eso requería una nueva imaginación, una nueva comprensión de quiénes éramos.
Susan Bergholz: Lo que ella hizo fue ir a su interior y allí encontró las palabras para expresarse, y esas historias, se relacionaban con tanta gente.
Hay personas que leen a Julia en Serbia, Croacia, Japón, China.
Creo que ella encontró algo en su imaginación, que me parece, es universal.
Julia Álvarez: Ejercemos una actividad que fomenta la compasión y la comprensión humana.
Elizabeth Acevedo: Hay muy pocas escritoras de la diáspora latinoamericana que han alcanzado su importancia.
Están posiblemente Julia, Isabel Allende, Edwidge Danticat, Sandra Cisneros.
Creo que ellas son como el Mount Rushmore, ja, ja, ja, de las escritoras de Latinoamérica que han puesto esta literatura en el mapa.
Helena María Viramontes: Julia es una artista.
Tiene una estética propia que respeta lo que es el arte, lo que puede hacer y sus posibilidades.
Julia Álvarez: "Estoy acostada en estas frías sábanas esperándote".
Eso no suena bien.
Helena María Viramontes: Porque es poeta.
La forma en que escribe ficción es muy lírica y hermosa.
Julia Álvarez: "En estas sábanas espero tus caricias".
Oh, este final sigue sin gustarme.
¡No logro escribirlo bien!
Ana Álvarez: Creo que Julia es alguien que siempre lucha por lograr su mejor versión, y trabaja muy duro en sí misma.
Recuerdo que durante toda su vida estuvo buscando dos cosas: buscaba espacio, espacio físico y emocional.
Y buscaba identidad.
Locutor: Julia Álvarez, reimaginando una vida.
Julia Álvarez: Ah, que... Manuel Tavares: Ahora tenemos estos trampolines.
Julia Álvarez: Sí.
Manuel Tavares: Aquí estaba el penthouse, y aquí no había rejas.
No había ninguna de estas rejas altas.
Julia Álvarez: Rejas altas.
Manuel Tavares: Tu casa estaba allí, por supuesto, sin rejas, era todo un patio grande.
Julia Álvarez: Ah sí, henhouse , gallinero.
Manuel Tavares: Penthouse, el gallinero.
Julia Álvarez: Oh, sí, sí, gallinero.
Manuel Tavares: El gallinero.
¿Qué dije yo?
Julia Álvarez: Penthouse.
Manuel Tavares: No, el gallinero.
Julia Álvarez: Dije Penthouse?
No me acuerdo, penthouse.
Narradora: En ese entonces vivíamos todos en el mismo lugar, en un terreno, propiedad de mis abuelos.
Vivíamos en casas ajenas.
Nos quedábamos a comer en la mesa que nos quedara más cerca al momento de la cena.
Julia Álvarez: Esto fue cuando nos fuimos, Lynne y yo teníamos la misma edad.
Mujer 1: Sí.
Manuel Tavares: Esa no, esa es mi mamá.
Narrador: En su primera novela, De cómo las muchachas García perdieron el acento , Julia Álvarez reimaginó la historia de inmigración de su familia y las circunstancias que pusieron fin a una infancia idílica.
Manuel Tavares: Bueno, creo que ese... Julia Álvarez: ¡Oh, por Dios!
¿Ese es tu hermano?
Manuel Tavares: No, ese es mi padre.
Este es mi abuelo por mi mamá.
Julia Álvarez: ¡Oh, por Dios!
Manuel Tavares: Y ese es mi abuelo, papito, abuelito, mama Yaya, mamita.
Julia Álvarez: Papito siempre trataba de educarnos.
Nos llevaba al ballet.
Nos llevaba a la ópera.
Manuel Tavares: Y las flautas que nos regalaba, nos poníamos a tocar música.
Julia Álvarez: Sí.
Recuerdo cuando trajo ese 45 con el... ¿Quién era, el que bailaba twist?
Manuel Tavares: Eh, Chubby.
Julia Álvarez: ¡Chubby Checker!
Manuel Tavares: Chubby Checker.
Julia Álvarez: Nos enseñó a todos a bailar twist y dijo, porque todos los adultos fumaban, ¿no?
Botaban las colillas y nosotros... "Hagan de cuenta que apagan dos cigarrillos y pongan a Chubby Checker".
Manuel Tavares: Sí.
Julia Álvarez: Era de ensueño, mágica de muchas formas, y el regalo que nuestros mayores nos hicieron fue crear un mundo en el que nos sentíamos seguros, amados, emocionados, curiosos.
Muchas veces me sorprendo de que estuviéramos viviendo bajo una dictadura horrible.
Narrador: Durante 31 años, el dictador Rafael Leónidas Trujillo dominó todos los aspectos de la vida dominicana infundiendo terror en los corazones de los ciudadanos.
♪ Julia Álvarez: Recuerdo que me levanté a medianoche para ir a la cocina por agua, y mami y papi estaban agachados detrás de una ventana.
Todavía recuerdo que mami dijo: "¿No se han ido?
"¿Quién no se ha ido?
¡Chsss!".
¿Sabes?
Ese terror, ese terror.
Entonces pensé: Un momento, ¿qué está pasando?
Los del SIM venían en sus pequeños Volkswagen y rodeaban la casa porque papá estaba bajo sospecha.
Narrador: El doctor Eduardo Álvarez, un oponente del general Trujillo de toda la vida, había escapado de la persecución exiliándose en 1937.
En la ciudad de Nueva York se casó con Julia Tavares Espaillat, hija de una acaudalada familia dominicana.
Ana Álvarez: Sus primeras dos hijas nacieron allá, Mauricia y Julia.
Y mi abuela estaba furiosa.
"¿Pero, cómo puedes tener a mi hija en ese apartamento sin ascensor y sin empleada?"
Tita Álvarez: Sabía cómo restregárselo.
Ana Álvarez: Ella lo hizo sentir culpable.
Entonces, él regresó y se involucró en el movimiento clandestino.
Papi tenía una radio amateur, estaba en contacto con Cuba y con la CIA.
Él decía: "el que nos ayude primero".
Yo me sentaba con él cuando había reuniones y él sacaba monedas de su bolsillo.
Recuerdo, es una memoria visceral; estar sentada en el suelo jugando con las monedas mientras oía a los hombres hablar de, bueno... derrocar al Gobierno.
De cómo las muchachas García perdieron el acento.
Narradora: "Suena el timbre y Chucha deja entrar "a esos dos hombres de facha atemorizadora.
"Los hombres llevan gafas oscuras de espejo.
"Lo que llama la atención de Yoyo son los cinturones "con las fundas para pistolas y el bulto negro y brillante "de las armas que se asoman.
"Chucha habla alto "y repite todo lo que los hombres dicen, "como si fuera sorda.
"Debe querer que papi alcance a oír "desde dondequiera que esté escondido.
"Yoyo también quiere llorar, "pero está segura de que si lo hace, "los hombres van a sospechar algo y se van a llevar a su padre y quizás a toda la familia".
Manuel Tavares: ¿Cuándo supiste que se iban?
Porque recuerdo que ustedes desaparecieron de repente.
Julia Álvarez: Sí, sí.
Manuel Tavares: No recuerdo mucho, simplemente se fueron.
Julia Álvarez: No podían decirnos.
No nos lo dijeron.
Un día llegamos a casa.
Manuel Tavares: ¿Les dijeron vayan a empacar?
O empaquen una maleta.
Julia Álvarez: No, mami dijo: "Vamos pa Boca Chica", porque allí quedaba el nuevo aeropuerto, ¿te acuerdas?
Manuel Tavares: Sí.
Julia Álvarez: Y yo pensé: Esperen, ¿nos han puesto vestiditos?
¿Y vamos para Boca Chica?
Ana Álvarez: Maury tenía 11, Julia tenía 10, Tita tenía, eh, 9 y yo tenía 5.
Recuerdo cómo mamá temblaba y que el avión no despegaba.
Había un retraso.
Había un retraso.
Y había un retraso.
Y entre más se demoraba, ellos más asustados estaban.
Tita Álvarez: Yo recuerdo la ansiedad.
Y cuando subimos al... Ana Álvarez: Despegó.
El despegue.
Tita Álvarez: Mami y papi se abrazaron y lloraron y lloraron y lloraron.
Ana Álvarez: Para ellos fue un gran alivio y también una gran pérdida.
Mamá era una mujer aristócrata mimada que creció en cuna de oro.
Tuvo que dejar su casa, su familia y sus comodidades.
Julia Álvarez: Papi tenía unos 45 años.
Era director de un hospital en la República Dominicana.
Tenía una gran reputación, una carrera.
Y comenzar de nuevo debe haber sido difícil.
Cuando llegamos, papi no tenía licencia para practicar medicina.
Estaba buscando trabajo en cualquier parte.
Si tenía que limpiar en un hospital, no era nada.
Ana Álvarez: Rentaron un apartamento de dos habitaciones.
Las tres niñas dormían en un cuarto, en el otro mami y papi, y pusieron un catre para mí junto a la ventana.
Uno de mis recuerdos viscerales era oír las sirenas por la noche.
Tita Álvarez: No teníamos dinero, no teníamos nada.
Julia Álvarez: Los padres de mami, pagaban la renta.
Nos compraban uniformes para la escuela.
Nos estaban, nos estaban subsidiando y eso lo hería en su orgullo.
Narradora: Los meses se hicieron más fríos, noviembre, diciembre.
Cuando me levantaba por la mañana, todavía estaba oscuro; y cuando seguía mi aliento a la escuela todo tenía escarcha.
Julia Álvarez: Extrañaba mucho mi casa.
El clima, el frío, la ropa, la gente no era nada expresiva.
La gente no te tocaba, sabes, no, te ofrecían la mano lejos de su cuerpo, como diciendo: "no te acerques".
No lo entendía, y tuve que aprender.
Y aprender inglés, que al comienzo fue difícil.
Narradora: "Sor María "estaba de pie frente a la pizarra.
"Escribía y escribía.
"Esta oración es sencilla: The snow fell .
"La hermana señaló con la tiza.
"Pero miren lo que pasa "si agrego un adverbio al comienzo: "Gently, the snow fell on the bare hills.
"La hermana María "llenó la pizarra de trazos nevados, "una y otra vez, "manejando y dando forma y moviendo el idioma "hasta que el inglés "se convirtió en una masa cargada y fluida "que me llevó en sus grandes olas, "rodando y avanzando, para depositarme en las orillas de mi nueva patria".
Locutor: ¡Asesinato!
Trujillo fue asesinado, el ejército en el poder.
[voz en televisión] Hombre 2: Un régimen de terror y sangre de 31 años llega a su fin en República Dominicana luego de que el dictador Rafael Trujillo recibiera disparos de siete asesinos.
Gobernó por las armas y murió por las armas.
Ahora la lucha por el poder comienza.
Hombre 3: Se estableció una junta de tres hombres para gobernar República Dominicana al tiempo que el movimiento revolucionario colapsó y llegaron soldados de Estados Unidos para proteger a los estadounidenses.
Los infantes volaron.
Ana Álvarez: De ahí vino el triunvirato y luego la invasión de Johnson en el 65.
No hubiéramos podido regresar hasta el 66 o 67.
Para entonces mi padre tenía una clínica, se había establecido.
No iba a volver a comenzar.
Narrador: La familia Álvarez compró una casa en Jamaica, Queens, un vecindario en su mayoría de inmigrantes blancos a las afueras de Nueva York.
♪ Julia Álvarez: En ese entonces, Queens no era multicultural.
No, sir.
No, señor.
Éramos los únicos dominicanos en nuestra manzana.
Conocía a pocos puertorriqueños o cubanos.
No teníamos una comunidad, pero éramos tres mujeres casi de la misma edad que compartíamos la misma confusión, tratando de definir quiénes éramos.
Ana Álvarez: Lucían latinas.
Yo era rubia, rubia como... Me veía muy americana, y ellas eran de pelo oscuro y rizado.
Se envolvían el pelo.
Mi pelo era súper liso.
Creo que sentían la diferencia.
Hasta yo sentía la diferencia, pero no por cómo me veía sino por la familia.
Nuestra casa olía a arroz y frijoles.
Mi padre tenía un acento muy marcado, y coqueteaba de una forma que era aceptable en la República Dominicana pero no aquí.
Julia Álvarez: Todo el tiempo nos advertían que el mundo era peligroso.
No podíamos quedarnos a dormir en otras casas.
Cuando salíamos de casa, mami nos contaba la última violación o asesinato en Queens, y yo solo le decía: "Mami, por favor, que estupidez".
Discutíamos y peleábamos con ella y entre nosotras, llorábamos y gritábamos.
Era una locura.
Ellos habían vivido en una dictadura, habían perdido familiares, habían perdido amigos.
Aún luego de abandonar tu país esas cosas se quedan contigo.
Narrador: La madre de Julia trató de proteger a sus hijas lo mejor que pudo.
Les consiguió becas en la Academia Abbott en Massachusetts, la escuela de señoritas donde ella había estudiado cuando era joven.
♪ Julia Álvarez: "Y fue así que ese otoño, "con la lista completa: tres vestidos de té, "dos pares de zapatos Oxford, "guantes blancos y cuatro cárdigans, "fui depositada en Draper Hall para pulir mis asperezas y trasplantar mis raíces en suelo americano".
♪ Narrador: Julia leyó a Keats, a Milton, a Shakespeare, los grandes hombres del canon literario inglés.
Su maestra de inglés la animó para que comenzara a escribir poesía.
♪ Ana Álvarez: Nunca cortamos del todo el cordón umbilical.
Las cuatro nos aferramos a nuestra identidad dominicana.
Para nosotras era importante conservarla.
La República Dominicana era nuestros cimientos.
Siempre nos mantuvimos cercanas a la isla.
Tita Álvarez: También creo que, sobre todo mi padre, quería criarnos como mujeres dominicanas.
Julia Álvarez: La última vez que me vi en ese espejo tenía 17 años y pensé que era... tan linda y que tenía una vida por delante.
Narrador: El padre de Julia pidió que su segunda hija fuera presentada en sociedad en su pueblo natal, Santiago de Caballeros.
El primo Utcho tomaría su lugar.
Julia Álvarez: Bailamos valses.
Teníamos un pequeño "carné" en el que varios admiradores se anotaban para el siguiente baile y para el siguiente.
¡Ja, ja, ja!
Como mi mejor amiga y yo, éramos, bueno, de Estados Unidos, nos creían alocadas.
Nuestros carnés se llenaron rápido.
¡Ja, ja, ja!
La pasamos increíble.
Después, Delita y yo y nuestros enamorados, subimos a un auto y salimos al pueblo.
¡Ja, ja, ja!
Y nos buscamos problemas por eso.
Sentí esa incomodidad de no saber si eso era lo que quería.
Chaperonas.
Falta de libertad.
Mis hermanas y yo ya nos habíamos acostumbrado a la vida en Estados Unidos.
Habíamos salido de la jaula de oro y no queríamos regresar, a pesar de que allá había muchas cosas que amábamos.
Ana Álvarez: Era la década de los 60 y éramos cuatro adolescentes.
Julia Álvarez: Sí, éramos hippies.
Protestas contra la guerra, sexo, droga, a todo eso estuvimos expuestas.
Tita fue a la universidad un par de años pero la dejó.
Ana estudió en Abbott y después fue a la Universidad de Carleton y creo que terminó en Penn.
Maury estudió en la Universidad de Connecticut.
Por eso fue que yo entré a esa Universidad.
No es que fuéramos drogadictas, pero fumábamos marihuana, bebíamos, nos veíamos con chicos y decíamos que íbamos a la biblioteca.
"Llamé al dormitorio "antes de que apagaran el conmutador y no estabas en la habitación".
Ay, papi, estaba en la biblioteca estudiando.
Sí.
¡Ja, ja, ja!
Narradora: "Nos turnamos el papel de la más atrevida "entre las cuatro hermanas.
"Primero fue una y luego la otra; "cada una iba confesando sus pecados "en las noches de vacaciones.
"Fifi, la menor de las cuatro, "fue la que sostuvo el título por más tiempo.
"si bien Sandie, por ser tan bonita, "tener tantas oportunidades le hizo seria competencia.
"Carla, la mayor, siempre responsable, hizo alguna locura".
Ana Álvarez: La revolución sexual influyó en nosotras.
Nos negamos a caer en la dicotomía de virgen-zorra que existe en República Dominicana.
Y para ellos eso fue insoportable.
Julia Álvarez: Fue en la universidad que comencé a escribir en serio.
Narrador: En su segundo año en la Universidad de Connecticut, Julia ganó el premio a la mejor poesía; una invitación para asistir a la Conferencia de Escritores en Bread Loaf, en Middlebury, Vermont.
Julia Álvarez: Llegué en 1969 en un autobús Greyhound, de Queens a Middlebury.
El autobús de Middlebury me trajo hasta aquí.
Pensé que había ascendido al cielo.
Fue aquí, donde comencé a sentir que podía ser escritora.
♪ Estaba rodeada de escritores, poetas y narradores.
Y todos nosotros en esta gran comunidad.
♪ Y en este lugar tan hermoso.
Diez días y yo no quería irme.
Me eché a llorar.
Y dije: Tengo que estudiar en la Universidad de Middlebury.
Y este lugar se convirtió en mi mundo.
Escribir poesía, recitar poesía, salir con mis amigos poetas.
Era una obsesión.
♪ Narrador: Julia se graduó Summa Cum Laude de la Universidad de Middlebury, obtuvo una maestría en Bellas Artes y comenzó a hacerse un nombre como escritora.
Julia Álvarez: Por muchos años viajé por todo Estados Unidos.
Donde fuera que pudiera conseguir empleo como escritora; poeta en escuelas, escritora residente, seis semanas enseñando un curso de escritura creativa para personas mayores en Carolina del Norte.
Empacaba en mi pequeño Volkswagen, todo lo que cabía y me iba al siguiente lugar, al siguiente lugar y al siguiente lugar.
Estaba tratando de sonar como Shakespeare y Milton.
♪ Canta dentro de mí, musa, y a través de mí, oh.
♪ Intentaba parecer importante y británica.
¡Ja, ja, ja!
Y una escritora americana viable.
Pero tenía mis cadencias latinas y mis historias.
Mis tías no eran aunts .
No podía traducirlo.
Narrador: Julia fungía como maestra de poesía en la Academia Abbott cuando fue invitada al prestigioso retiro de verano para escritores en el Instituto Yaddo, donde grandes escritores estadounidenses habían practicado su arte.
Julia Álvarez: Durante el día no podíamos visitar a nadie.
Se suponía que debíamos escribir y escribir.
Yo estaba en la habitación de la torre tratando de escribir y escribir y se me quedó la mente en blanco.
No podía.
Me sentí artificial.
Sentí que no sabía cómo ser ese tipo de escritora.
Entonces, de repente escuché una aspiradora afuera y pensé: Oh, alguien con quien hablar.
Abrí la puerta y era una de las empleadas.
Comencé a hablarle y me dijo: Chsss.
los escritores, no podemos molestarlos.
Bajemos.
Bajé y bajé y bajé a la cocina en donde todos los aseadores y el cocinero estaban sentados hablando, hablando y hablando y escuché todas sus historias.
De repente, recordé a mi mamá y a las empleadas en la cocina hablando de cocina, hablando de limpieza, hablando de cómo planchar, hablando de cómo lavar.
Subí de nuevo y comencé a escribir Housekeeping poems.
Quería escribir sobre mami, quería escribir sobre mis tías, quería escribir sobre las niñeras y quería escribir sobre las conversaciones entre mujeres mientras hacen las labores del hogar, algo sobre lo que creí que no se podía escribir.
Pensaba que los escritores importantes escribían sobre cosas importantes.
Elizabeth Acevedo: Creo que Julia pudo darse cuenta de que, si continuaba escribiendo en la voz de Yates y Milton y los hombres que le habían enseñado, no estoy segura de que hubiera encontrado un público.
Pero ella es realmente exitosa porque tiene un oído poderoso para la vida interior de las mujeres, que escucha sus anhelos y sufrimientos.
Las vidas que nos han dicho no son dignas de la literatura.
"Gladys cantaba con su voz alta y clara mientras trabajaba: "mangulinas, merengues, salves, boleros, himnos.
"¿Por qué cantas?
"Le pregunté mientras remataba una canción "con el giro de un plumero.
Cantar, me dijo, hace todo lo demás posible".
Julia Álvarez: Esa era la voz que estaba reprimiendo.
Y esa fue mi liberación.
[repique de campanas] ¡din, don!
¿Cómo has estado?
Mujer 2: Bien.
¿Qué tal tú?
Julia Álvarez: ¿Te graduaste?
Cuando llegué a Middlebury con 38 años, y me fueron a contratar, todos los profesores adjuntos me dijeron: "No vengas aquí.
"Es una vida terrible para una joven soltera.
Ve a otro lugar".
Pero yo pensé: Tengo mi escritura y a mis estudiantes, es todo lo que necesito.
Pero Dios tiene un gran sentido del humor.
Dijo: "¿Oh, es en serio?"
Entonces, me mandó al oftalmólogo y conocí a Bill.
Tita Álvarez: Bill la ama incondicionalmente.
Y es muy honesto.
Y también muy bueno, pero Julia se casó primero con el músico, imagínate.
Ana Álvarez: ¿Ella ha hablado de eso?
¿Alguna vez ha hablado de todos sus matrimonios en sus libros?
Tita Álvarez: Se casó con el mago, el mago.
Ana Álvarez: El mago.
Tita Álvarez: Luego se casó con ese británico pedante.
Ana Álvarez: Ugh.
Julia Álvarez: Me casé con hombres muy anticuados.
No les gustaba el hecho de que tuviera una pasión.
Realmente querían que dejara de lado mi trabajo y fuera la esposa.
Bill sabía lo que es tener una pasión porque él es un apasionado de la agricultura, de cultivar.
Así que él tiene su arte y yo el mío.
Ana Álvarez: Él le dio mucha fuerza, mucha confianza y mucha protección.
Susan Bergholz: Este es el garaje donde guardo mis archivos, y la primera autora que hay por orden alfabético es Julia Álvarez.
Estos son sus papeles.
Aquí está la primera carta que me escribió el 2 de agosto de 1987.
En esta carta Julia me pidió que la representara.
Julia Álvarez: Había ganado un premio, el Premio General Electric para escritores jóvenes.
Éramos cinco o seis escritores, nos llevaron a la Biblioteca Pública de Nueva York y entre el público había editores, editoriales y agentes en busca del siguiente descubrimiento, y yo me paré a leer.
Varias personas se me acercaron después a darme sus tarjetas y a decirme: Cuando tengas un manuscrito, no dudes en llamarme.
Y una de ellas fue Susan Bergholz.
Cuando me presenté a la titularidad, tenía que tener un libro publicado, y ahí fue cuando junté varias historias disparatadas y se las mandé a Susan.
Susan Bergholz: Tenía lo que parecía ser los comienzos de una novela, una serie de relatos y me pidió que leyera.
Relatos sobre el paso de la niñez a la adultez.
Historias del día a día, pero había algo que las elevaba.
Julia Álvarez: No sé qué era lo que no me gustaba de esto.
La razón por cual me sentía atraída a la poesía en inglés era porque la cadencia musical y el encanto de la poesía me recordaba el castellano.
Yo siempre decía que estaba hablando mi español en inglés cuando escribía poesía.
Alguien me dijo: Tus poemas son cada vez más largos y narran historias.
Así que tomé un curso en escritura de cuentos cortos y descubrí que podía recrear en la prosa el ritmo y la musicalidad del lenguaje.
Susan Bergholz: Creo que esos relatos mostraban grandes posibilidades.
Tal vez las historias no eran trascendentales, pero sí que pegaban fuerte.
Entonces se las envié a los mejores editores que conocía.
Esta es la carta que le escribí a Julia cuando me preguntó a qué editores les había enviado el libro.
Sumaban 15 o 18, y al final fueron 22.
Ninguno contestó hasta que llegamos a Shannon Ravenel.
Ella tenía mucha influencia en la literatura estadounidense.
Julia Álvarez: Shannon dijo que lo publicaría, y eso fue increíble porque Algonquin Books de Chapel Hill era conocida más que nada por sus escritores sureños, y yo era algo totalmente distinto.
Pero aceptó y trabajé muy duro en eso.
"Querida Julia, "sé que estás ansiosa.
"Todavía no está bien.
"Trataré de ayudarte a que lo logres.
"Ha mejorado bastante y... "deberías sentirte muy orgullosa.
"Shannon Ravenel, editora principal.
"Una movida poderosa de regreso a las raíces étnicas.
"La americanización de ' Las muchachas García', es total".
Elizabeth Acevedo: Cuando leí Las muchachas García me sentí atraída hacia su trabajo.
Y fue por esa sed de ver algo escrito con amor, plasmado en letras, sobre mi idioma, mi gente y los lugares que conocía.
♪ Narradora: "Las tías mayores están sentadas "en los sillones blancos de mimbre, "desplegando sus abanicos con un giro de muñeca "y cerrándolos nuevamente de un golpe.
"Si no fuera porque ahora hay más vestidas "con los grises y negros de la viudez, "pareciera que han cambiado poco desde la última vez "que Yolanda estuvo en la isla, hace cinco años.
"En las sillas del comedor "que resultan mucho menos cómodas, "las primas son destellos de color en enterizos azul turquesa y ajustados vestidos de jersey".
Elizabeth Acevedo: Una de las cosas que más me molestó de Las muchachas García fue el privilegio descrito en el libro.
Los padres tenían una niñera para cada niña.
Mi madre llegó a este país como niñera.
Eso no quita que su experiencia se sienta real y que te llegue porque viene de un lugar muy profundo y sincero.
Dejar atrás tu hogar, y tu idioma, y la comunidad que te ama siempre va a ser muy traumático.
Dejar tu hogar siempre deja una herida abierta.
La primera novela de Julia Álvarez es un rico entramado de la vida moderna.
Helena María Viramontes: La forma en que escribe ficción es tan lírica y hermosa, incluso en las descripciones más simples.
Lo leí en una sola sentada, en verdad estaba tan... embelesada.
Ramona Hernández: Había un vacío con respecto a obras que hablaban de quiénes éramos y de en qué nos estábamos transformando en Estados Unidos.
Obras que hablaran de nosotros justo aquí, viviendo esa transición, esa mezcla, esa combinación, esa singularidad.
Helena María Viramontes: En la década del 70 hacíamos mimeógrafos para distribuirlos.
Teníamos que hacer eso porque no nos escuchaban.
No nos escuchaban.
Susan Bergholz: Había muchas personas que estaban publicando con editoriales pequeñas, que no tenían influencia alguna.
Así que pensé que si lográbamos que una editorial grande prestara atención y se encargara de la publicidad, tal vez sería posible lograr que, bueno, llegaran a las masas.
Julia Álvarez: Estaba Ana Castillo, estaba yo, estaba Denise Chávez y también Sandra Cisneros, las cuatro bajo Susan Bergholz.
Y Susan estaba rompiendo esquemas.
Susan Bergholz: Llamé a Vanity Fair y dije: Tengo a cuatro escritoras que van a publicar libros.
Todas ellas comparten experiencias de distintas partes de la cultura latina.
Es algo importante.
Y las puse frente a otro público en Estados Unidos.
Helena María Viramontes: La gente no puede ignorar el buen trabajo.
La gente no puede ignorar la buena literatura.
La gente no puede ignorar estas historias porque están tan bien escritas, porque son tan hermosas y son tan poderosas.
Mujer 3: Denle la bienvenida a Julia Álvarez.
[aplausos] ¡plas, plas!
Elizabeth Acevedo: En una época en que era crucial para nuestra generación de escritores que hubiera alguien que abriera puertas, ella logró llegar a un público amplio que hizo posible que las editoriales se convencieran de que también nos merecemos un espacio y una oportunidad.
Julia Álvarez: En relación a la familia de Las muchachas García , quería escribir sobre situaciones y, y problemas.
Narrador: Las revelaciones de Julia en De cómo las muchachas García perdieron el acento, causaron una ruptura en la familia Álvarez, incluso antes de su publicación.
Ana Álvarez: Yo fui la primera en decir que no quería aprobar algo que sintiera que me vulneraba, por lo que debía ocultar mejor nuestra identidad.
Todos pensaron que me portaba horrible.
Una vez se publicó el libro, Maury estaba furiosa, furiosa, furiosa, furiosa.
No sé cómo te sentiste tú.
Me acuerdo que cuando lo leíste te sentías un poco... Tita Álvarez: Bueno, Maury estaba en mi casa y no sé cómo consiguió esa primera copia y la leyó en voz alta.
Y bueno, esas son... cosas que no quieres que otras personas sepan a menos que sean amigos.
Narradora: ¿Qué significa esto?
El padre sacudió las cartas en su cara.
¿Te desfloró?
Eso es lo que quiero saber.
¿Ya se fueron detrás de la palma?
¿Estás empañando mi buen nombre?
Julia Álvarez: Mami estaba avergonzada de que sus hijas supieran sobre sexo, drogas, novios.
Que hubieran tenido sexo sin estar casadas.
Y eso fue como, oh, oh, oh, oh, oh.
Eso no estuvo bien.
Yo le decía: "Mami, es ficción, yo me inventé todo.
"No, no me salgas con eso.
"Yo no... yo no nací ayer".
Pero lo era, en gran parte era inventado, pero ella temía que se reflejara en ella.
Ana Álvarez: El New York Times escribió la reseña de Las muchachas García .
En una línea decía: "La madre deja mucho que desear".
Y eso fue... agh, acabó con mi madre.
Su forma de lidiar con la situación fue llamar al abogado de la familia y decirle: "quiero, quiero demandarla, no quiero que ese libro salga".
Pero mi padre solo vio que tenía una hija famosa, no vio nada más.
"Mi hija escribió un libro.
Mi hija es famosa".
Y eso fue todo.
Julia Álvarez: Cuando mami dejó de hablarme, él me llamaba desde un teléfono público.
"Es que son tan parecidas", odiaba que me dijera eso.
"Son tan parecidas".
Me decía: "Mija, tu mamá va a cambiar de opinión".
Y tuvo razón.
Tuvo razón.
Locutor: Ojo de Agua.
Salcedo.
♪ Julia Álvarez: Una imprenta de mujeres en Estados Unidos estaba haciendo una serie de postales sobre heroínas importantes de todo el mundo.
Me pidieron escribir algo para el reverso de la postal.
Pregunté: ¿Puedo escribir sobre tres mujeres, las hermanas Mirabal?
Locutor: Mueren las esposas de tres enemigos de Trujillo.
Minou Tavárez: Las golpearon y luego las subieron al auto para hacer creer que había sido un accidente.
Patria tenía 35 años cuando la asesinaron.
Minerva tenía 33.
Y María Teresa tenía 25.
¿Se lo imagina?
Esa era nuestra realidad.
Esa era... nuestra vida.
y Julia acaba de llegar y ya no puedo seguir hablando porque la estoy viendo ahí.
Ella está ahí.
¡Julia!
Julia Álvarez: ¡Minou!
Minou Tavárez: Tú me quieres matar a mí.
Julia Álvarez: Ay, qué cosa, ay, pero qué bueno, me siento tan bien.
Minou Tavárez: Ay, yo también.
Julia Álvarez: No, pero yo me sentí mal que tal vez tú estabas brava, porque yo.. .
Todo lo que yo había leído sobre la dictadura era desde el punto de vista masculino.
Pero me interesaba la experiencia femenina de la dictadura.
Pensé que sólo eran tres hermanas Mirabal, pero cuando vine a averiguar sobre ellas, "Ay, qué pena, Mamá Dedé esta fuera.
¡Está viajando!"
Pregunté: ¿Quién es Mamá Dedé?
Es la cuarta hermana.
Entonces dije: ¿Eran cuatro?
Jaime David Fernández: Mi mamá tenía claro que ella estaba viva para contar la historia.
Por tanto, cuándo vino Julia Álvarez, que por demás era hija de Doña Julia, de personas de tradición conocidas y amigas, entonces mi mamá abrió el libro que era ella.
Julia Álvarez: Dedé me recibió, me dio una limonada y comenzó a contarme la historia.
Ella me obsequió esa historia.
Sentí que me había sido entregada y que tenía que transmitirla y contarla.
♪ Visité la casa donde crecieron.
Vi los vestidos que llevaban el día que las mataron.
Vi lo que llevaban en sus bolsillos.
Abrí los cajones.
Levanté el escaparate en el que estaba la trenza de María Teresa que le habían cortado, aún llena de trocitos de vidrio.
La toqué y olí el lugar.
Yo, fue como, estaba poseída.
♪ Cuando la gente pregunta: ¿Cuándo comenzaste a investigar En el tiempo de las mariposas ?
yo respondo, toda mi vida.
Por todo lo que viví y por todo lo que mi padre me contó acerca de la dictadura.
El viaje de investigación fue para delimitar y aprender más sobre las hermanas Mirabal.
Pero el contexto, la historia, el miedo y la dictadura es algo que absorbí toda mi vida.
Viví esa historia.
Narrador: En 1991, Julia y su esposo, Bill Eichner, viajaron a República Dominicana para comenzar a trabajar en su novela sobre las hermanas Mirabal, que llevaría como título: En el tiempo de las mariposas.
Julia Álvarez: No había entrevistas con las hermanas Mirabal.
No había historias escritas, no había memorias.
La investigación consistía en hablar con las personas que recordaban, y muchas habían muerto durante la dictadura.
Por eso sentí una gran necesidad de hablar con las personas de esa generación.
Bill Eichner: ¿Recuerdas en Salcedo?
Estábamos en la iglesia donde Patria se casó.
Julia Álvarez: Donde se casaron las hermanas.
Bill Eichner: Entonces alguien dijo: "Oh, ¿quieren saber más?
Vayan a aquella farmacia".
¿Te acuerdas?
Julia Álvarez: Sí, fuimos a la farmacia.
Bill Eichner: Fue increíble.
Julia Álvarez: Allí un anciano nos dijo: "Oh, ¿quieren hablar con el sacerdote?
Vayan a la discoteca".
¿Te acuerdas?
Bill Eichner: Oh, es verdad.
Susan Bergholz: La investigación que Julia llevó a cabo le tomó muchas muchas horas.
Y era una historia que ella conocía.
Pudo haberse sentado a escribir una linda historia, pero ella quería saberlo todo.
Julia Álvarez: Me interesaba no solo una biografía basada en los hechos, sino una novela.
Una novela es la verdad según un personaje.
Son las verdades según una variedad de personajes.
Tenemos los pequeños puntos que son los hechos que no se pueden cambiar.
Pero ¿cómo llegaste de allí hasta acá?
Y esa es la experiencia del personaje.
Quería enforcarme en Minerva, porque ella era la más valiente llena de coraje e ideología, la heroína.
Además, pensé que Patria iba a ser difícil para mí porque era muy religiosa y yo no tenía ni una pizca de ese catolicismo.
No iba a ser fácil escribirla.
Y ella fue la más fácil.
Minerva era muy feroz.
Era difícil adentrarme en ella, pero Patria era muy abierta.
Y María Teresa, si hablamos de domesticidad, necesitaba que uno de los personajes dijera qué habían desayunado, qué chico había venido a la casa.
Los pequeños detalles que le dan textura y realismo a una novela.
Minou Tavárez: Mi madre era abogada.
Leía todo el tiempo.
Pintaba, escribía poesía, hacía esculturas.
Minerva era tan bella que quienes la conocían, decían: "Oh, Trujillo se va a interesar en esta chica".
Las dictaduras son muy muy muy machistas.
Trujillo era el dueño del país y el país era su granja, y las mujeres eran parte de esa granja como las vacas o las ovejas.
Dijo: "Quiero a esa mujer".
Y comenzó a trabajar en eso para conseguirla.
♪ Narrador: En 1947, Trujillo invitó a la familia Mirabal a una fiesta en San Cristóbal, cerca de Salcedo, y se acordó que en la fiesta Trujillo iba a bailar con Minerva.
Manolo Tavárez: La saca a bailar uno de los ministros no sé de qué, y en medio de la pista, la pasa para bailar con, con el tirano.
Baila, están bailando y... un poquito como muy apretada, pero ella como que puso el codo.
Pero en la conversación, Trujillo dice: "Si yo te envío como mis ejércitos para conquistar".
Y ella le contestó, "Y usted no sabe que yo pueda conquistarlos a ellos".
Minou Tavárez: Ella lo rechazó, también en el aspecto político.
No solo a nivel personal, sino político.
Él dijo: "Oh, ¿qué sucede aquí?
Creo que tengo una contrincante".
Y durante la década de 1950 nunca dejaron de perseguirla.
Ella siempre fue muy clara: "Quiero vivir en un país con libertad.
Quiero vivir en un país donde pueda expresar lo que pienso sin estar en peligro incluso de perder la propia vida".
Narrador: En 1959, inspirados por el triunfo de Fidel Castro contra un dictador en Cuba, Minerva y su esposo Manolo Tavárez comenzaron a organizar un grupo clandestino para derrocar al régimen de Trujillo.
Jaime David Fernández: Minerva era, digamos, la ideóloga de ese movimiento.
Inclusive Manolo Tavárez, su esposo, terminó siendo el presidente del movimiento, pero la articuladora, la operativa de todo eso fue Minerva.
Narrador: El grupo se llamó Movimiento 14 de Junio.
Las hermanas Mirabal adoptaron el pseudónimo "Las Mariposas".
♪ Narradora: "Fue entre esas paredes cubiertas de retratos, "entre ellos el del jefe, que se fundó el Movimiento 14 de Junio".
"Es sobre esa mesa de fórmica, donde todavía se podían ver "las manchas de huevo del desayuno de mi familia, "se hicieron las primeras bombas.
"Las llamaban nipples.
"Casi me desmayé al ver a María Teresa, "tan hábil con el punto de aguja, "usar pinzas y tijeritas "para retorcer y unir los delgados alambres.
"En la misma mecedora "donde yo había amamantado a mis hijos "vi a mi hermana Minerva examinar la mira de una Carabina M1".
Susan Bergholz: Yo encuentro la verdad en la ficción.
Es ahí donde aprendo historia.
Y creo que la forma en que Julia escribió este libro fue una investigación y una historia maravillosa, que ella luego tradujo y transformó en una gran experiencia trágica pero absolutamente deslumbrante.
Narradora: "Fue a lo largo de ese mismo pasillo, "saliendo y entrando de las habitaciones de mis hijos "que recorrí esos últimos días de 1959 preguntándome "si había hecho lo correcto al exponer a mi familia al Servicio de Inteligencia Militar".
Elizabeth Acevedo: La ficción nos dice: "Entra en mi cuerpo, acércate tanto como te lo permitan las palabras, y siente los latidos de inmenso temor por mi esposo, por mi padre, por mi familia, por mí misma".
♪ Narrador: A finales de enero de 1960, el Servicio de Inteligencia Militar saqueó la casa de Patria en busca de armas y arrestó a su esposo.
Minerva y Manolo, y María Teresa y su esposo Leandro, también fueron arrestados y enviados a prisión.
Narradora: "Viernes, 18 de marzo, 57 días.
"El día que nos trajeron aquí, nos condujeron por el pasillo, "pasando por algunas de las celdas de los hombres.
"Éramos un espectáculo lamentable, sucias, despeinadas, "llenas de magullones por dormir en el piso duro.
"Los hombres empezaron a decir su nombre en clave, para que supiéramos quiénes seguían vivos".
Narrador: Las hermanas quedaron en libertad en febrero pero fueron arrestadas de nuevo en mayo.
En agosto, las pusieron bajo arresto domiciliario.
A sus esposos los trasladaron a la Fortaleza San Felipe, cerca de Puerto Plata, a dos horas de distancia.
Narrador: "En la mañana del 25 de noviembre, "Patria, Minerva y María Teresa salieron de Salcedo "para visitar a sus esposos en prisión.
♪ "Fernando Cueto, perteneciente al Movimiento 14 de Junio, esperaba con ansiedad."
Fernando Arturo Cueto: Ese día, fue sumamente sospechoso porque a ella le habían informado que solamente tenían una hora de visita cuando regularmente les daban hasta dos horas.
♪ Cuando ellas llegaron en el jeep, María Teresa iba cantando y yo le llamé la atención.
Entonces Minerva, me llama la atención a mí y me dice, es que tú no sabes de eso.
Ella va a ver a su esposo.
Ellas entraron al aposento a cambiarse y eso para salir casi de una vez a la Fortaleza.
♪ Narrador: A las 5 de la tarde, de regreso a Salcedo, las hermanas Mirabal cayeron en una emboscada en un lugar llamado Marapicá.
Julia Álvarez: Este es el camino hacia donde las mataron.
No sabía si iba a poder enfrentarlo.
Por eso fue el último lugar que visitamos.
¿Qué fue lo último que vieron en este camino?
¿Cómo era el atardecer en esta carretera a medida que oscurecía?
♪ Narrador: Sacaron a las hermanas y al conductor del jeep y los arrastraron a un cañaveral.
Narradora: Yo no quería oír cómo lo hicieron.
Vi las marcas en la garganta de Minerva.
Vi las huellas digitales en el pálido cuello de Mate.
También las apalearon, lo vi cuando les corté el pelo.
Se aseguraron de que estuvieran bien muertas.
♪ Julia Álvarez: En este lugar es donde Trujillo tenía una de sus grandes casas.
Se siente como un lugar en el que corrió mucha sangre y la gente sufrió.
Algunos de los relatos sobre el asesinato de las hermanas Mirabal indican que las trajeron aquí, las mataron y las pusieron en el jeep.
Creo que en gran medida son apócrifas.
♪ Julia Álvarez: Trajeron el jeep aquí y lo lanzaron por la ladera de la montaña, como si hubiera sido un terrible accidente.
En este viaje habíamos seguido la trayectoria de su vida, y este era el final.
Y ahí fue que yo supe.
Se acabó.
Esta historia está en mí y yo tengo que contarla.
Locutor: Valle de Champlain, Vermont Julia Álvarez: Les hice un altar en el estudio mientras escribía.
Todos los escritores practican su magia y tienen trucos para superar la censura en su mente, así como el miedo a no hacerle justicia a algún personaje.
Quería adentrarme en Minerva.
¿Dónde está la mujer?
¿Dónde está lo humano?
¿Tuvo miedo?
Entonces empecé a leer las memorias de luchadoras de la resistencia durante la ocupación de Francia.
Quería comprender qué lleva a una persona a tener semejante coraje.
Fue para entonces que cayó en mis manos el libro de Benazir Bhutto, que fue primera ministra de Pakistán.
Una mujer feroz, majestuosa.
Al leer su biografía, supe que le daban ataques de pánico y que vivía aterrada.
Y aún así presentaba una fachada valiente.
Fue entonces que entendí a Minerva.
Me di cuenta de que ahí había una mujer en crisis.
♪ Minou Tavárez: "Amor, no estés triste "que nosotras estamos bien y cerca de ustedes.
"Recuerda, podrán separar nuestros cuerpos, pero no nuestros espíritus".
Julia Álvarez: Algo que me ayudó también fue que Minou me entregó la colección de cartas de amor que sus padres habían intercambiado cuando estaban en prisión.
Minou Tavárez: "¿Cómo estás?
Qué ansiedad de saber noticias tuyas.
¿Qué has sabido de nuestros hijos?"
Julia Álvarez: El clamor de su corazón, el temor por sus hijos y la angustia por causar sufrimiento a otros.
Toda la mujer estaba ahí, pero no era la persona pública.
Cuando terminé el libro, sentí que tenía que retratar su humanidad.
No podía presentarlas como personas perfectas y retocadas.
Tenía que retratarlas con todos sus defectos y vulnerabilidades.
Y pensé que lo último que quería era lastimarlas, porque yo tenía la experiencia de Las muchachas García y de mami, lastimar a una familia que había hecho tantos sacrificios.
Pensé en situar la novela en un país ficticio, cambiar los nombres y convertirlos en personajes de ficción.
Minou Tavárez: Yo dije: No, te he dedicado todo este tiempo y te he dado toda la información porque creo que lo que debes hacer es rendirles tributo a ellas y no a un personaje ficticio.
Entonces le dije que usara sus nombres.
Julia Álvarez: Ella es Dedé.
Dedé me dijo que había plasmado el espíritu de las hermanas.
Y se fue a promocionar el libro conmigo.
♪ Locutor: En el tiempo de las mariposas , de Julia Álvarez.
La memoria de las mariposas.
Una autora dominicana plasma la pasión de la rebelión.
Julia Álvarez: Las muchachas García trata sobre la generación que emigró, más basada en mis hermanas y yo.
Pero, En el tiempo de las mariposas , es un esfuerzo por comprender lo que se llama la generación perdida en este país, la generación que quedó traumatizada porque creció en medio de una dictadura.
Esa novela me ayudó a comprender esa carga.
La carga que llevaron mis padres cuando se fueron a Estados Unidos.
Narrador: En el tiempo de las mariposas vendió un millón de copias mundialmente, y luego, se hizo una película en Hollywood.
Pero la audiencia más importante para Julia era de una sola persona.
Julia Tavárez de Álvarez no había hablado con su hija en tres años, desde la publicación de: De cómo las muchachas García perdieron su acento.
Julia Álvarez: Estaba en República Dominicana y Dedé y la prensa acogieron el libro.
Su hija, oh, debe sentirse tan orgullosa.
De repente ahora era: "Ah, sí, ¿verdad?".
En lugar de: "oh, esa vergüenza de hijas que crio en Estados Unidos, desenfrenadas y haciendo locuras".
Era como: "Vaya, ¿Usted crio una hija capaz de escribir esto?"
Con eso ella se sintió redimida.
Que valió todo... su esfuerzo y su sacrificio.
Luego me enteré de que mami, que había sido voluntaria en la ONU se había convertido en una gran defensora de los derechos de las mujeres, de los ancianos.
Narrador: En octubre de 1999, en las Naciones Unidas, la madre de Julia, junto con la misión de La República Dominicana en la ONU presentó un proyecto para que el 25 de noviembre, el día del asesinato de las hermanas Mirabal, fuera el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
♪ Narrador: Después de tres décadas de exilio en Estados Unidos, los padres de Julia regresaron a Santiago de Caballeros, el hogar ancestral de Eduardo Álvarez.
José De Jesús Álvarez: La Granja Mauran ha sido el sitio de reuniones por generaciones.
Recuerdo que aquí se hizo una fiesta de los 100 años de Mauricia Perelló de Álvarez, donde asistieron alrededor de 700 de la familia.
Ana Álvarez: Cuando mi padre construyó la casa para su retiro en Santiago, nos reímos de él.
Pensábamos que era una ridiculez.
Él decía: "Voy a construir un molino, un santuario de aves, voy a hacer esto, voy a hacer aquello".
Y nosotros le decíamos: "Claro, papi, seguro, papi".
Julia Álvarez: La familia de papi no tenía dinero.
Y creo que eso era lo más importante de la casa: Presumir ante la familia de mami.
Y era muy triste, el hecho de que necesitara hacer eso.
Que tuviera que hacer eso.
♪ Narrador: Durante una visita a la casa de sus padres, Julia aceptó escribir un artículo para la revista Nature Conservancy sobre las montañas de Jarabacoa.
Julia Álvarez: Era para una antología sobre el medio ambiente, y nos reunimos con muchos pequeños agricultores, que enfrentaban dificultades porque la agroindustria estaba apoderándose del mercado del café, comprando sus tierras y cortando todos los árboles.
Los agricultores se aferraban a sus tierras pero no podían sobrevivir económicamente.
Entonces nos preguntaron: ¿Ustedes nos van a ayudar?
Y les dije: "Sí, los voy a ayudar.
Voy a escribir un artículo excelente para que más gente se sume a esta causa".
Pero contestaron: ¿No nos puede ayudar?"
Entonces Bill dijo: "¿Qué están diciendo?
¿Qué están diciendo?"
Y yo dije: "Oh, Dios mío".
Bill Eichner: Mi familia cultivaba 160 acres de tierra.
Cuando yo tenía 9 años, mi papá tuvo que aceptar un trabajo en el pueblo para mantener a la familia.
Yo entendí a lo que se enfrentaban esas personas.
Julia Álvarez: Bill dijo: "Bueno, vamos a ayudarles".
Yo dije: "¿Qué vamos a hacer?"
Él dijo: "Por qué no compramos tierras de cultivo abandonadas, unos pocos acres, y comenzamos a sembrar café".
Y yo le contesté: "¡Pero vivimos en Vermont!"
Narrador: Nombraron su finca Alta Gracia.
Julia Álvarez: Queda en lo alto de las montañas, donde crece el mejor café.
Entonces es "alta" y es un lugar de gracia, un lugar donde ocurren cosas buenas.
♪ Julia Álvarez: Adiós, señores.
Bill Eichner: ¡Hola!
Cuando llegamos, la única estructura era la oficina aquí abajo.
Nuestra casa no existía.
Así que pasábamos la noche en la casa de Miguel y Carmen.
Había varios niños y en la noche Julia les enseñaba el abecedario.
Julia Álvarez: Les enseñaba a escribir su nombre porque recién comenzaban a aprender.
Ni siquiera sabían usar un lápiz.
Yo estaba en Alta Gracia, en una comunidad de personas que no sabían leer ni escribir.
Y yo haciendo proselitismo, diciendo que las historias nos pertenecen a todos.
Que es nuestro legado como seres humanos.
Pero si no sabes leer, no tienes la llave a ese tesoro.
¿Cómo no hacer algo?
Y así nació el centro de alfabetización en Alta Gracia.
Julia Álvarez: "Ella estaba sentada en una flor "y oye a alguien que le dice hola.
"Y es el capullo que le está hablando.
"Hola.
¿Y qué el capullo le enseña a hacer?"
Susan Bergholz: Julia es profunda y tiene una gran compasión.
La tiene en su vida como escritora, pero cuando compartes su vida, te das cuenta de que es algo de verdad muy profundo.
Julia Álvarez: Y se va a llamar: Hora de ser mariposa .
Susan Bergholz: Y cuando la ves con los niños es algo mágico.
Narrador: Julia ha escrito 12 libros para niños, además de tres colecciones de ensayos, tres libros de poesía y siete novelas, una titulada En el nombre de Salomé , sobre una poetisa dominicana del siglo XIX pionera de la educación para las mujeres.
Narrador: Julia y Bill concluyeron que no podían continuar administrando Alta Gracia desde Vermont, y donaron la finca a la Fundación Mariposa, una organización que se dedica a empoderar a jóvenes.
Nombrada así en honor a las hermanas Mirabal: "Las Mariposas".
Su seudónimo.
Julia Álvarez: ¡Eeh!
Muy bien.
Ah, eso cansó.
Una de las ventajas de nuestra cultura es que venimos de familias inmensas.
Y no tenemos solo una tía y un tío y una familia nuclear, sino que tenemos docenas de tías, de tíos y primos.
Lo malo es que cuando comienzas a perder una generación no pierdes sólo a dos o tres personas, una falange entera desaparece de tu mundo entonces, se siente tanto la muerte.
Sentí que estaba rodeada por un mundo de pérdidas.
Narrador: Los padres de Julia se enfermaron de Alzheimer y murieron con cinco meses de diferencia en el 2012.
Tita Álvarez: Horrible.
Terriblemente duro.
Ana Álvarez: Todos vivíamos en este país.
Entonces Maury se mudó para allá, pero ella ya estaba enferma.
Estábamos preocupados por nuestra madre, nuestro padre y por Maury.
Maury comenzó a tener síntomas de trastorno bipolar.
En retrospectiva, se puede decir que incluso cuando vivías con ella, cuando tenían apenas 20 años.
Tita Álvarez: Ella era de altos y bajos.
Ana Álvarez: Tita, déjame terminar.
Tita Álvarez: Perdón.
Ana Álvarez: Sí, y ella, y ella, yo solía llamarla mi hermana superlativa, porque todo con ella tenía que ser extremo.
Narrador: En el 2015, a tres años de la muerte de los padres de Julia, Maury se quitó la vida.
Julia Álvarez: Éramos tan unidas.
Ella solo tenía 11 meses cuando yo nací.
Todo se rompió.
Todo... No creí que pudiera volver a escribir.
Comencé escribiendo un libro para niños, ¿Dónde van a dar?
La pregunta es: cuando alguien muere, ¿adónde van?
¿A quién le puedo preguntar?
¿Alguien lo sabe?
Esas líneas llenaron mi mente y las escribí en forma de poema.
Narradora: "Cuando alguien muere, "¿dónde va a parar?
"¿A quién le pregunto?
"¿Quién sabrá contestar?
¿Será con el viento cuando le da por soplar?".
Narrador: La siguiente novela de Julia, su primera en diez años, se la dedicó a su hermana.
Julia Álvarez: Cuando estaba escribiendo Más allá , leí todas las novelas que pude en las que aparecía una persona mayor, y mejor si era mujer, para así tratar de entender la historia de envejecer y para darle voz al tema de la vejez.
De la misma forma en que sentí que quería darle voz al tema de ser una latina, de venir de otro lugar.
¿Cuál es la narrativa de lo que se pierde al envejecer?
¿Y cómo sobrevives esas pérdidas?
¿Y sigues en busca de una mejor versión de ti misma?
Elizabeth Acevedo: Más allá trata sobre una mujer que es profesora, que pierde a su esposo y vive en una granja.
Vemos a una mujer que no tiene miedo de seguir desafiándose a sí misma como escritora a los 72, 73, 74 años.
Constantemente intentando conducir su arte hacia una nueva dirección.
Más allá , 2020.
Narradora: "¿Podrían ayudarme a encontrarlo?
"Una nueva vida que le aguarda.
"¿Podrían ayudarme a encontrarlo?
"Un misterio que ella no puede resolver de ningún modo.
"Sin embargo, sigue preguntando ¿Dónde estás?
"Pues es la única manera que ella sabe.
"¿Podrían ayudarme a encontrarlo?
De crear una vida más allá para él".
Julia Álvarez: Para mí, Más allá es el libro de Job contemporáneo, pero con una protagonista latina, Antonia, en lugar de un viejo patriarca judío.
Job lo perdió todo, ¿verdad?
Todo.
Le quitaron todo.
Bueno, la verdad es que, estuvo mal de mi parte, pero le quité todo a Antonia, todo.
Locutor: Estar extraviado no es un delito.
Narrador: "En el cumpleaños de Antonia, "el primero desde la muerte de Sam, "sus hermanas Mona, Tilly e Izzi "planean reunirse para consolarla.
"Pero en el camino, Izzi, la mayor, desaparece misteriosamente".
Narradora: "Llaman a hospitales, a la policía de carretera, "a los refugios para las personas sin techo, "a los moteles de la carretera que Google les muestra "en las rutas entre el pueblo de Athol y Happy Valley "en Illinois.
♪ "El teléfono de Antonia timbra, un número que no reconoce, "pero decide tomar la llamada de todos modos.
"Por suerte está sentada "cuando oye la voz conocida que le dice: "No te vayas a enojar conmigo, okay ?
"Ahora comienza lo más largo y complicado: "Meter a Izzy a tratamiento, monitorear sus medicamentos, quizás buscarle también una residencia."
Ana Álvarez: Nosotras estuvimos con ella.
Maury me había llamado a las 4 de la mañana en un estado lamentable.
A la mañana siguiente llamé a Tita y le dije: Vamos juntas, porque ir sola sería terrible.
Así que viajamos juntas y nos quedamos con ella.
Fuimos con ella al terapeuta e hicimos planes.
Iba a ingresar a un programa de tratamiento residencial en McLean.
A la mañana siguiente fue como si de repente hubiera esperanza, y esa noche nos estábamos riendo.
Ante de dormirnos, me dijo: "Anita, sé que me quieres de verdad", y fue algo muy dulce.
y esa noche, se suicidó.
Narradora: "Una parte de nosotros desaparece "cuando nos deja un ser querido.
"Antonia lo sabe bien, pero luego de un tiempo, "los que nos dejan regresan para llevarnos con ellos".
♪ Julia Álvarez: El desespero y la desesperanza son un lujo que no nos podemos dar.
No podemos caer en la desesperación, rendirnos antes de las pérdidas.
Si tu mundo se desmorona, crea un mundo más grande que pueda contener los fragmentos, que pueda contener todo lo que se fracturó.
Helena María Viramontes: Tener esa habilidad innata y esa curiosidad, y hacerlo una y otra vez, sobre todo después de pérdidas.
Se requiere un corazón más grande que el de nosotros.
Ella nos enseña el poder de la literatura, cómo, cómo podemos crear esos mundos al compartir lo más humano que tenemos.
Susan Bergholz: Ver a esta mujer pasar de Las muchachas García para luego llegar a esta nueva etapa, y reflexionar sobre su vida a su edad, analizando a fondo su condición de mujer durante los diferentes ciclos de su vida, es algo glorioso.
♪ Julia Álvarez: He vivido en Vermont más de lo que viví en República Dominicana.
Y jamás me iría de aquí.
La soledad, la tranquilidad.
No eres más que otro par de manos que trabajan y simplemente sientes que tienes los dedos sobre el pulso de la vida.
No de una vida inventada.
No de una vida sobrevalorada.
♪ Tita Álvarez: Julia se va a morir frente a su escritorio.
Muy, muy, eh... Ana Álvarez: Disciplinada.
Tita Álvarez: Disciplinada.
En serio.
Mamá decía: "Pues espero no morirme a las 3, porque a esa hora Julia terminaba de escribir.
Ana Álvarez: No podemos llamarla antes.
Ahora es más tarde porque a las 4 medita.
Tenemos horario.
Julia Álvarez: Lo que sucede cuando estoy escribiendo es que me pierdo.
Me pierdo en la historia.
Voy de una palabra a la otra, y luego a la siguiente oración y al siguiente capítulo.
Las publicaciones, los premios, la ambición que te impulsa y te hace ser más valiente de lo que realmente eres ha desaparecido.
Ahora he vuelto a ese dichoso y bendecido estado de cuando comencé, y escribo por amor al arte, por amor a lo que hago.
♪ "En el muro junto a la entrada se instala un letrero: "Cementerio de los cuentos sin contar.
"Cementerio de los cuentos sin contar.
"La única manera de entrar es hablar por una cajita negra "al lado de la puerta del frente.
"Cuéntame un cuento, pide una suave voz femenina.
"Solo entonces la puerta de abre.
O no".
Gracias.
[aplausos] ¡plas, plas!
♪ "PARA DENUNCIAR LO QUE DUELE Y COMPARTIR LO QUE DA ALEGRÍA" EDUARDO GALEANO